La legua es una antigua unidad de longitud proveniente del latín leuca. Esta unidad de medida expresa la distancia que una persona, a pie, puede andar durante una hora; es decir, es una medida itineraria que abarca normalmente distancias que van de los 4 a los 7 km.
Variaba según el uso que se le daba, por ejemplo, la legua francesa medía 4 ,44 km, la legua marina 5,555 km. Dicha unidad de longitud se empleó en la antigua Roma, siendo equivalente a 3 millas romanas; es decir, unos 4,435 km.
La legua castellana se fijó originalmente en 5.000 varas castellanas, es decir, 4,19 km variaba de modo notable según los distintos reinos españoles, e incluso según distintas provincias, quedando establecida en el siglo XVI como 20.000 pies castellanos; es decir, entre 5,572 y 5,914 km.
Las leguas, divididas en veinte mil pies, que equivalen a 5,5727 km, eran las utilizadas para medir los caminos de España, antes de aprobar los kilómetros del sistema métrico decimal. En 1769 una norma establecía marcar los caminos con los leguarios, que señalaban las distancias. El punto cero se estableció en Madrid y se encuentra todavía en La Puerta del Sol.
Aunque la gente del campo conozca el sistema métrico decimal bastante bien, es frecuente que se use la palabra legua, ya sea en sentido figurado "tal lugar está a un par de leguas" con el significado de: "está a una distancia ni muy próxima ni lejana, a la cual se puede acceder en el día, aunque con alguna fatiga", o ya sea en el sentido "antiguo". Se usa la expresión "se ve a leguas", "se nota a leguas" o "a la legua" para indicar que algo es demasiado obvio.
Sigue en uso de forma no oficial en algunas zonas de América Latina.
Bien Selena. Muy buien. Me faltó tu opinión personal. Hasta mañana
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